Siempre me ha llamado la atención la felicidad de la gente africana”, esta es una de las principales razones por la que Agustín Cruz (PSI`21) decidió emprender su aventura a El Congo. El alumni de la Escuela de Psicología estará por lo menos cuatro meses realizando un programa de voluntariado en uno de los países más pobres del mundo.

Desde chico me gustó ir a misiones o trabajos sociales y hace unos 3 años mi hermano fue a hacer un voluntariado en Tanzania por un par de meses. A la vuelta era otra persona. Por esto mismo, cuando Clemente García, alumni de Derecho, y amigo de toda la vida me habló de venirse por unos meses a África no hubo otra opción que decir que sí. Nos endeudamos para pagar los pasajes y trabajamos en el semestre para ahorrar todo lo que fuera posible”, comenta Agustín.

En El Congo se hablan principalmente dos lenguas, Tchiluba (lengua natal) y francés. “Nos pusimos a estudiar francés por nuestra cuenta y tres meses antes de partir tomamos clases particulares. Organizamos todo durante el primer semestre y nos vinimos”, agrega el alumni.

El país africano es el tercer país más pobre del mundo, la electricidad, el agua potable, la comida, la ropa, la educación y el acceso a salud física y mental son bienes y servicios muy escasos.

Donde estamos no hay electricidad, no hay agua potable, la comida es muy escasa, la gente con suerte tiene ropa e igualmente se les ve notablemente alegres. Por esto mismo, al adentrarse en este tipo de pobreza, más que poder aportar desde la entrega propia, es uno mismo el que más aprende de ellos”, explica Agustín.

Actualmente, Agustín y su amigo Clemente asisten tres veces a la semana a clases de francés con los niños de la escuela, que posteriormente serán sus alumnos. Sumado a esto, realizan actividades ligadas a mano de obra. Martes, jueves y viernes realizan limpieza en un hospital de este proyecto, los miércoles trabajan en un proyecto de reforestación en el campo y los sábados realizan labores de acompañamiento a los niños del orfanato Bakhita.

Más adelante comenzaremos a hacer clases de inglés en el colegio, capacitaciones de religión a los profesores, con el objetivo de que posteriormente puedan enseñar lo mismo a sus alumnos, nos mantendremos en la reforestación y el orfanato y realizaremos acompañamiento a los enfermos del hospital. En mi caso, probablemente que me toque hacer acompañamiento psicológico” agrega el alumni.

Para finalizar, Agustín Cruz señala que “estas son las experiencias que te ayudan a hacer una pausa en la vida para conocer realidades completamente diferentes y conocerte a ti mismo. Poco a poco uno aprende a valorar todo lo que se tiene en el día a día, desde abrir la llave y que salga agua, hasta llegar a tu casa y que te espere una familia con la que puedes contar”.