Cristóbal Benavides (PER’00) y su rol en la visita del Papa Francisco a Chile

El actual Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes, vivió una experiencia profesional y espiritual inolvidable durante la visita del Papa Francisco a Chile en 2018. Su rol fue clave en la organización: fue el encargado del VAMP (Vatican Accredited Media Personnel), es decir, la persona responsable de coordinar todos los aspectos relacionados con los medios internacionales acreditados por el Vaticano que acompañaban al Sumo Pontífice en su recorrido por el país.
Todo comenzó con un llamado inesperado. El padre Felipe Herrera, periodista y Director de Comunicaciones de la Comisión Nacional de la Visita del Papa, lo contactó personalmente para sumarlo al equipo. La propuesta fue clara: hacerse cargo de la coordinación entre la comitiva de periodistas oficiales y los distintos espacios donde estaría el Papa, una labor compleja que requería meses de preparación, despliegue técnico y sensibilidad comunicacional.
Desde ese momento, Benavides comenzó un trabajo de terreno minucioso. Junto a equipos locales y representantes del Vaticano, recorrió cada uno de los lugares donde el Papa celebraría misas o encuentros: el Templo Votivo de Maipú, la Catedral de Santiago, el Santuario del Padre Hurtado, la Casa Central de la UC, además de los puntos en Iquique y Temuco. La tarea incluía definir entradas y salidas, zonas de prensa, ubicación de cámaras, puntos de despacho, seguridad, coordinación con Carabineros y autoridades locales, sin dejar de considerar el carácter espiritual del evento: “La gente quería rezar, conectarse con el Papa, así que había que garantizar también respeto, silencio y recogimiento. Fue un desafío bien bonito y relevante”, recuerda.
La Facultad de Comunicación al servicio de una causa país
Lejos de asumir el desafío solo, Benavides decidió involucrar a la Facultad de Comunicación desde un principio. En ese entonces, era Vicedecano y, apenas supo que el Papa vendría a Chile, se acercó a la oficina de Juan Ignacio Brito, quien era Decano, y le preguntó: “¿Qué vamos a hacer como facultad?”. Días después, tras recibir formalmente la invitación para integrarse al equipo organizador, comenzó a sumar personas de la comunidad universitaria que pudieran aportar en distintas áreas.
Alumnos y académicos se incorporaron de inmediato. José Irarrázabal (PER ’16), trabajó en las redes sociales oficiales; Francisco Tagle (PER’05) colaboró en aspectos de historia y logísticos; y Alejandro Reid participó en las transmisiones televisivas. También hubo estudiantes en tareas de acreditación, soporte técnico y producción. En una ocasión, incluso se necesitó un traductor de inglés con solo dos cuatro de anticipación para una conferencia de prensa, y fue el mismo Juan Ignacio Brito quien asumió este requerimiento. “Desde cosas tan domésticas como esa, hasta poner al fotógrafo oficial de la visita, la Facultad estuvo siempre disponible”, destaca Benavides. Gracias a ello, la Universidad resguarda hoy el archivo fotográfico completo del paso del Papa Francisco por Chile.
La colaboración fue transversal. A medida que surgían nuevas necesidades, más personas se sumaban, reflejando un genuino espíritu de comunidad y vocación de servicio. “Todos entendieron que, desde su rol, podían contribuir. Independiente del cargo o la experiencia, había una disposición real de colaborar en algo que sabíamos que era único para el país”, comenta.
Gratitud y una experiencia irrepetible
A cinco años de esa histórica visita, Cristóbal Benavides sigue valorando profundamente la oportunidad de haber participado en un evento de esta magnitud. “Estoy agradecido de por vida de haber sido parte de esta experiencia. Poder poner los talentos de uno al servicio de los demás, de la Iglesia, de la gente, es un regalo único. No sé si alguna vez volverá a venir un Papa, ni si volveré a estar involucrado en algo así, pero sé que fue una oportunidad que me marcó”.
También expresa un especial agradecimiento a la Universidad de los Andes por su apoyo irrestricto: “Nos dieron el tiempo y el respaldo para colaborar. La institución entera fue muy generosa. Y eso se notó en cada gesto, en cada solución, en cada persona que se sumó”. Hoy, al mirar en retrospectiva, reconoce que la visita del Papa fue mucho más que un desafío logístico o comunicacional. Fue una instancia de encuentro, de misión y de entrega que unió fe, profesión y comunidad universitaria en un mismo propósito: estar al servicio del país desde la comunicación.