No podemos dejar de respirar, pero el simple hecho de llevar nuestra atención a la respiración puede traernos tranquilidad.  Es casi mágico. Respiraciones largas y profundas (a un ritmo natural, sin esfuerzo) desaceleran los latidos de nuestro corazón, y ayudan a nuestro sistema autónomo a entrar en coherencia. Esto naturalmente baja nuestra respuesta fisiológica de estrés. Es tan simple que parece mentira. En estos días que lidiamos con el encierro, el temor y la incertidumbre, por qué no hacer el experimento de parar un instante y respirar.

Vamos a estar compartiendo con ustedes contenido todos los días: posts, música y videos que entregan herramientas para encontrar calma en tiempos de tempestad.