Amable, repetido muchas veces, suena como a “digno de ser amado”. Sin embargo, muchas de nuestras amabilidades no quieren algo a cambio. Parece que hay algo en el simple hecho de dar que nos gusta. 

 

De hecho, la neurociencia ha demostrado que la cooperación mutua activa áreas del cerebro asociadas con la recompensa, lo que nos sugiere que hacer algo por los demás es intrínsicamente reconfortante. La mayoría de nuestras conductas proviene de obtener recompensas (internas o externas) y evitar castigos. La evidencia muestra también que nuestro bienestar emocional crece cuando encontramos un rol en la sociedad y contribuimos a nuestra comunidad. Por lo tanto, además de los beneficios sociales evidentes, ayudar, compartir y dar, incrementan tu autoestima y gatillan emociones positivas 

 

Entonces, ¿por qué no haces algo por ti y regalas tu amabilidad a otros? Hacer algo amable por un amigo o desconocido. Agradecersonreír. Ofrecerse como voluntari@. Entenderte a ti mism@, y tu felicidad, íntimamente vinculada a una comunidad más amplia puede ser profundamente reconfortante y te conecta con las personas a tu alrededor (aunque sea al otro lado de la pantalla). 

 

¡Buena semana!