Su primer trabajo en la multinacional Colliers International marcó el inicio de una ascendente trayectoria en la industria inmobiliaria, cuya competencia cree día a día, y donde hoy es socio y gerente general de Inmobiliaria CBS, especialistas en generación y desarrollo de proyectos habitacionales, comerciales, mixtos y de renta.

En el intertanto, Rodolfo Bambach (ICOM 07) pasó por Bersa Inmobiliaria e Inmobiliaria Fernández Wood - Vizcaya, donde ganó kilos de experiencia para consolidar su emprendimiento junto a Eduardo Crawley-Boevey y Francisco Suric.

¿Cómo se dio la entrada a Colliers International? 

Fue bastante fortuita. Venía llegando de USA, quería poner en práctica el inglés y aprender de una empresa con un sistema corporativo más globalizado. El foco de la compañía estaba puesto en el emprendimiento de sus trabajadores, concepto que me convenció cien por ciento. Además, se trataba de una organización internacional muy sólida, que a nivel local estaba estructurando nuevos equipos para un modelo de negocio muy atractivo.

A los dos años tuve que reemplazar a mi jefe directo, lo que marcó un hito en mi vida profesional. Me exigió interiorizarme rápidamente en este nuevo rol, desarrollar equipos de trabajo y alcanzar las ambiciosas metas que nos autoimpusimos. Y, con el correr del tiempo, logramos duplicar las ventas de estudios, ampliar la gama de servicios y consolidar un equipo de 10 personas exclusivas para el área. Incluso, en Chicago, recibimos un extraordinario premio como oficina: nuestro proyecto del edificio corporativo de Deloitte (Santiago, 2010) fue una de las mayores operaciones inmobiliarias de la compañía a nivel global.

Mirando atrás, sin duda, Colliers International ha sido mi principal fuente de conocimiento inmobiliario, el mejor semillero para entender este mercado profundamente.

Luego, entre 2012 y 2014, fuiste subgerente comercial de Inmobiliaria Bersa, ¿cómo fue tu paso por la empresa?

Uno de mis clientes era Inmobiliaria Bersa, a quienes les hicimos algunos estudios y evaluaciones para el proyecto que estaba desarrollando en Kennedy, Manquehue y Cerro Colorado. El proyecto me interesaba por la escala y por ser mixto, es decir, combinaba departamentos, oficinas y locales comerciales, y entonces acepté la invitación a participar en él.

La empresa tenía un tremendo know how desde el punto de vista habitacional y muy buenos proyectos en marcha, donde aporté todos mis conocimientos, principalmente en desarrollos comerciales.

Sin embargo, en algún momento, el proyecto principal se aplazó por cambios en las expectativas económicas, y decidí buscar nuevos horizontes.

En ese momento llegaste como gerente comercial a Inmobiliaria Fernández Wood/Vizcaya (FWV), ¿qué te atrajo de este nuevo desafío?

Me hice cargo del área comercial de la inmobiliaria y, a su vez, del desarrollo y la búsqueda de nuevos proyectos, la perfecta sinergia entre lo que había estado haciendo de manera natural. Era un cargo que cubría más campo y se trataba también de una empresa con siete divisiones de negocio, desde constructora hasta un área de proyectos de renta. 

Estando ahí, te tocó vivir desde dentro el proceso de quiebra de FWV. ¿Cómo fue para ti esa experiencia y qué aprendizajes te dejó, aunque no hayas tenido responsabilidad directa en el tema?

Es lejos lo más complejo que te puede tocar, pero a su vez el aprendizaje fue infinito. Me enseñó del manejo de crisis y cómo mantener el foco -día a día- en lo importante.

Me alegro de haber llegado hasta el final del proceso. Fue un tremendo desafío, del que pienso que salí fortalecido, gracias al apoyo de los socios externos, trabajadores de la empresa e incluso de los mismos clientes.

Creo también, que gran parte del mercado supo diferenciar los resultados de la inmobiliaria de los de la constructora. Nosotros como inmobiliaria tuvimos muy buenos resultados desde el punto de vista del negocio y extraordinarios como marca, siendo reconocidos en 2015 y 2016 por Adimark como la inmobiliaria de mayor prestigio y afecto (cercanía a la gente) del mercado.

A mediados de 2017, junto a Eduardo Crawley-Boevey y Francisco Suric, forman CBS Grupo Inmobiliario. ¿Cómo nace este idea y qué objetivos se han propuesto?

CBS nace de manera natural. Los tres socios nos conocíamos, habíamos trabajado juntos y sabíamos qué podía aportar cada uno al desarrollo de cada proyecto.

Nuestro foco está puesto en desarrollar proyectos mixtos, ya que si uno aprende a manejar las complejidades y desafíos de combinar distintos usos (habitacional, comercial y oficinas), se pueden aprovechar las sinergias de éstos y también los potenciales beneficios normativos de este ámbito. Los proyectos son de densificación, en sectores de segmentos medios y cercanos a vías estructurantes o a ejes de metro.

Durante este primer año, hemos vivido un proceso mayoritariamente de planificación y adquisición de terrenos, con el objetivo de desarrollar seis proyectos de aquí a tres o cinco años.  

Actualmente, ¿qué proyectos tienen en ejecución?

Tenemos dos proyectos en venta. El primero, un edificio habitacional de 17 pisos en La Florida, que está vendido en un 55%. Y el segundo, un proyecto mixto en Maipú, cuyo desarrollo comercial (Tottus + strip center) fue vendido a un fondo de inversión, y donde nosotros estamos desarrollando de manera independiente, un edificio habitacional de 18 pisos, que saldrá a la venta en octubre.

A lo anterior se suman tres terrenos adquiridos en San Joaquín, Santiago Centro y Las Condes.

Haz hecho tu carrera profesional en la industria inmobiliaria, ¿qué es lo que más te gusta de ella?

Lo que más me interesa y desafía del rubro es que necesitas conocer muy bien al cliente final y a los múltiples especialistas involucrados, proveedores y entidades públicas.

En un proyecto normal tienes que trabajar con el cliente, ejecutivos de banco, una constructora, arquitectos, abogados, especialistas, gente de las direcciones de obra, revisores, notarios y empleados del Conservador de Bienes Raíces. Es de los pocos rubros que tiene un proceso tan amplio y con tantas partes interesadas.

Antiguamente este rubro era más bien desconocido y, desde hace alrededor de cinco a siete años, se ha vuelto más competitivo. Por esto, hay que ser ágil en la adquisición de terrenos, una de las claves para mantener un stock óptimo de sitios, que nos permita proyectarnos en el mediano y largo plazo.

Su paso por la UANDES

Recordando sus años universitarios, se define como “un alumno no extremadamente participativo”, aunque asegura haber aportado siempre en las clases que le interesaban.

“Nos sacaban el jugo en todo sentido: controles, pruebas, participación en clases y alta asistencia”, cuenta, y entre los profesores que lo marcaron, nombra a David Kimber y Alexander Galetovic porque “exigían al mil por ciento, lo que me ha servido para la vida”.

Respecto a las características de un ingeniero comercial UANDES, señala que “todos los egresados de la UANDES con los que me he topado en mi vida laboral, realizan sus tareas de manera muy prolija y completa, y muchas veces son más ‘camiseteados’ de lo que la situación exige”.

Rodolfo es casado con Ana Letelier y tienen tres hijos hombres, entre uno y ocho años. “Mi principal hobby es mi familia”, confiesa, y les encanta viajar juntos. En sus ratos libres, practica fútbol, goza con la música y se entretiene con distintos juegos de mesa.