Casa Sagrada Familia es el nombre de la fundación que Mónica Gana, alumni de la Escuela de Administración de Servicios, creó el año 2000 junto a su mamá. Una historia y experiencia que relata en una entrevista publicada recientemente en la Revista Ya de El Mercurio y que hemos querido replicar.

Según cuenta, la organización, que acoge a niños oncológicos, en su mayoría de regiones, que no tienen dónde quedarse durante los tratamientos, nació como una forma de ayudar, luego de haber vivido una situación similar con su hermana y papá.

“En ese momento, el hospital (Calvo Mackenna) estaba comenzando a hacer trasplantes de médula ósea en niños, pero tenían un problema: luego del procedimiento, los menores, al estar inmunodeprimidos no podían volver a sus casas, y el hospital no tenía las instalaciones para recibirlos en el proceso de aceptación de la médula”, relata.

Así comenzó este gran proyecto. De a poco fueron sumando casas donde logaron recibir en total a 16 niños junto a sus madres.

Luego, siguieron creciendo y gracias a nuevas donaciones, vendieron las casas e inauguraron una nueva construida especialmente para las necesidades de 31 niños, que actualmente residen en ella (doce trasplantados, doce oncológicos y 6 que dieron de alta, pero vienen a control).

Actualmente, Mónica -quien este año fue reconocida por la Escuela durante la celebración de los 25 años de ADS- está trabajando en un nuevo proyecto: una casa para acompañar a niños que están en la etapa final de su vida. Para ello, se asoció con la fundación estadounidense Elisabeth Kübler-Ross y se encuentra en el plano arquitectónico y reunión de fondos para poder concretarla.